

Alarma por los precios "chocantes" para alojarse en la COP30 en Brasil
Mientras las autoridades brasileñas insisten en que "Belém está lista" para acoger la COP30 en noviembre, la falta de alojamientos asequibles alarma a los participantes, sorprendidos por los precios "chocantes" para hospedarse durante la conferencia climática de la ONU.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva concibió un símbolo poderoso: organizar en esta ciudad de 1,3 millones de habitantes, a las puertas de la Amazonía, el evento del 10 al 21 de noviembre.
Las obras avanzan a todo vapor en la capital del estado de Pará (norte), especialmente en la zona que albergará estas negociaciones cruciales, constató hace unos días un periodista de la AFP.
Pero la magnitud de los desafíos logísticos alarma a los representantes de los países, a la sociedad civil y a los medios, que coinciden en una pregunta candente: ¿cómo alojarse a un precio razonable?
"Nunca he visto algo así. Los precios vertiginosos de los alojamientos, que llegan a varios miles de dólares la noche incluso para las habitaciones más básicas, no sólo son chocantes sino también discriminatorios", dice Mariana Paoli, de la ONG Christian Aid.
"Los delegados del sur global, especialmente los activistas, los líderes indígenas y otros representantes de la sociedad civil" se ven "totalmente excluidos por estos precios", insiste esta brasileña, participante frecuente en las conferencias climáticas.
En los últimos meses, la AFP comprobó que algunos hoteles ofrecían habitaciones por 1.400 dólares la noche. En la plataforma de reservas de alojamientos Airbnb, algunos anuncios exceden esa cifra.
Los organizadores esperan a unos 50.000 asistentes, pero Claudio Angelo, del colectivo brasileño de ONG Observatorio del Clima, advierte que "algunas delegaciones están considerando recortar el número de delegados".
Las inquietudes por los precios llegaron hasta Bonn, Alemania, donde se celebraron recientemente negociaciones técnicas sobre el clima. Allí los representantes brasileños se encontraron bajo una lluvia de cuestionamientos.
"Nosotros mismos estamos muy preocupados por el costo del alojamiento", admitió Ana Toni, directora general de la COP30, en entrevista con la AFP.
- "Posibles practicas abusivas" -
Ante la urgencia, las autoridades brasileñas presionan al sector hotelero.
La Secretaría Nacional de Derechos del Consumidor exigió explicaciones a los principales hoteles de Belém para "esclarecer posibles prácticas abusivas en los precios". El sector denunció "amenazas", aunque mantiene "negociaciones" con el gobierno.
Una representante de la Alianza de Pequeños Estados Insulares relató haber recibido garantías de la presidencia de la COP30 de que recibirán ayuda para su alojamiento. "Pero no hemos recibido comunicación ni propuestas sobre cómo podría ser esto", alertó.
El gobierno prevé lanzar a fines de junio, con varios meses de retraso, una plataforma oficial que ofrecerá "29.000 habitaciones y 55.000 camas" en total.
Casi la mitad de las camas serán en viviendas alquiladas. Otros participantes podrán alojarse "en dos cruceros, con un total de 3.882 camarotes y 6.000 camas".
Brasil está habituado a albergar grandes eventos, especialmente en Rio de Janeiro. Después de los Juegos Olímpicos en 2016 y el G20 el año pasado, Rio acogerá a principios de julio la cumbre de los BRICS, el grupo de las potencias emergentes.
Algunos incluso especulan sobre un posible cambio de sede de último minuto a una ciudad mayor como Rio.
Pero Ana Toni es categórica: "No hay discusión" sobre otras sedes para la COP30, aseguró.
- "Bajo las estrellas" -
Los organizadores intentaron aliviar la presión sobre Belém al organizar la cumbre de jefes de Estado antes de la COP, entre el 6 y 7 de noviembre.
Lula, que busca posicionarse como adalid de la lucha climática, está empeñado en celebrar el evento en la Amazonía. La mayor selva tropical del planeta juega un papel crucial en la absorción de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global.
El mandatario de izquierda ha respondido con ironía a los cuestionamientos sobre los hospedajes.
"Si no hay hotel de cinco estrellas, duerma en uno de cuatro estrellas, si no hay de cuatro estrellas, en uno de tres estrellas. Y si no hay de tres, duerma bajo las estrellas mirando al cielo, que va a ser maravilloso", expresó en febrero durante una visita a Belém.
Como ocurrió el año pasado en la conferencia de la ONU sobre biodiversidad en Cali, Colombia, los participantes podrían acudir a una opción alternativa: más de 1.600 camas están disponibles en "moteles", establecimientos habitualmente reservados para encuentros sexuales, con habitaciones alquiladas por horas.
"Estamos adaptando nuestros establecimientos para que puedan recibir visitantes durante las noches", señala Ricardo Teixeira, de la Asociación Brasileña de Moteles para el estado de Pará.
Adaptadas, pero no transformadas: algunas habitaciones conservarán barras de 'pole dance', piscinas interiores o jacuzzis.
W.F.Walter--MP